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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Felipe Benítez Reyes "Pasado y Futuro"

Fernando Labrada "Sonata 14 II"


En la memoria caben algunas cosas azules:
el mar y tus ojos, por ejemplo.

Cabe allí también esa fracción de ámbar
que simboliza la totalidad
del pasado plenario del mundo
y cabe este instante en que te miro.

En la memoria cabe
incluso la ficción misma de la memoria:
la novela que escribe quien recuerda,
con su trama ajustada a la coherencia y simetría
Que la vida tuvo.

En la memoria cabe una ciudad
y ese recuerdo que es tan tuyo que no te pertenece,
por ese sometimiento a la irrealidad de lo mas nuestro,
por esa esclavitud tan nuestra de ser nadie.

Sólo nos quedaría por resolver
en qué clave de verosimilitud nos narra la memoria
y que somos allí, y qué no fuimos,
qué nos resta por ser a los espectros.

Y, sobre todo,
que futuro tendrá nuestro pasado
cuando decida contarnos nuestra vida.


Felipe Benítez Reyes (“Ya la sombra”, colección Visor

lunes, 10 de diciembre de 2018

Javier Egea "Sobre el papel"

El ocaso de los mascarones


                    Scripto iaze esto, sepades, non vos miento.
                                                         Gonzalo de Berceo

Quizá te extrañe
—aunque sea coherente para mí —
esta forma de hacerte llegar mis pensamientos,
estas palabras torpes escritas al tirón,
en vez de aquella charla que debimos tener
de tú a tú, entre gentes que debieran quererse.
Pero cuando tú estás, cuando estás frente a mí,
no consigo saber articular
esas piezas extrañas y sin embargo nuestras,
ese puzle de vasta soledad donde vivimos.
Después de varios años
durante los que fuiste el mapa señalado,
el pequeño horizonte, el cuerpo en llamaradas,
la diminuta y bella revolución
o acaso el sueño que me hizo avanzar,
es cansado y difícil
soportar la consciencia de que nunca se llega.
Es posible que pienses
que quizá con el tiempo te pude idealizar
—nadie está libre de él: el inconsciente ese
de clase tanto tiempo dominadora y sola —,
pero debes saber que ahora no es así,
ahora ya sé quien eres:
una enorme mujer
con los mismos problemas que yo, que él, que todos,
lo que entiendo y respeto.
Ahora ya no me lleva hacia ti
ningún aire de posesión o cosa semejante
sino un hermoso amor,
un infinito y desdichado amor.
Ahora quiero que sepas —aunque sea por escrito —
que ya sólo pretendo desde cualquier distancia
que te sientas más libre de cárcel o de abrazo
y me cuentes a veces —si es posible —
algo de ti.
Sé que la soledad no se agota en tus labios ni en los míos
y que la vida es dura
trágicamente seria.
Sé que no llegaremos donde tú y yo soñamos,
que la muerte nos une y sin embargo
ahí está el camino:
hermoso y miserable como un torso desnudo,
como un largo relato de amor y explotación.
Hay que avanzar, hay que avanzar.
Pero es necesario
sentir un cuerpo aquí junto al costado.
Ya sé por qué razón
yo quise siempre, siempre trabajar junto a ti.
Con mi mejor amor, Javier Egea.
Javier Egea


martes, 20 de noviembre de 2018

Felipe Benitez Reyes "Palabras Privadas"

Foto de Alberto Garcia



                          1

Nos hemos hecho daño
y el tiempo ya no pasa indiferente.
Por qué es tan alto el precio del olvido
no sabemos, y herimos
con una relajada displicencia
aun teniendo muy claro que algún día
alguien recordará el dolor que le causamos,
porque el dolor persiste en la memoria
con una obstinación insobornable,
y es fiel, y es rencoroso, y el perdón no le afecta.

Nos hemos hecho daño.
Y la juventud dorada era de nieve.

                          2

Para el amor altivo la condena
de un alto dolor.
                              Para el amor
que se enfrenta a la muerte,
iluminando la tiniebla con fuegos de artificio,
para ese amor la herida
de las crepusculares sombras.

Para el amor que ignora la sustancia
funeral de la rosa, turbio aroma de un día;
que desconoce destrucción y nada sabe
del peso oscuro que en el alma dejan
los años, que van huyendo
como lobos heridos por un bosque de niebla.

Para el amor altivo ya sabéis: ese fuego
de llamaradas lentas donde arde
como una estrella enferma el corazón.

Para el altivo amor nunca hay olvido:
su dardo está clavado
en el centro sombrío de la vida.

                          3

Hay siempre mar de fondo en el amor.
Hay siempre lunas muertas, estrellas despuntadas,
sombras de muertos ángeles.
Hay siempre nubes negras y el cadáver de un cisne.
Hay un viento que arrastra los jirones de niebla
y una mano enemiga que desgarra la niebla.
Hay siempre mar de fondo,
siempre esconde el amor su aurora oscura.

Felipe Benítez Reyes




 Escritor nacido en Rota (1960), donde inició sus primeros estudios, Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Cádiz y en la de Sevilla. Actualmente reside en su pueblo natal. Es autor de una obra versátil que abarca la poesía, la novela, el relato, , el ensayo y el artículo de opinión. Ha obtenido el premio Nadal de novela, el premio Hucha de Oro de cuentos, el premio Julio Camba de periodismo, el premio Ateneo de Sevilla de novela, el premio Loewe de poesía, el premio de la Crítica y el premio Nacional de Literatura. Sus libros están traducidos al inglés, al italiano, al ruso, al francés, al rumano y al portugués.

viernes, 2 de noviembre de 2018

«Amor constante, más allá de la muerte» (Quevedo)



AMOR CONSTANTE MAS ALLA DE LA MUERTE


   Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afan ansioso lisonjera;

mas no, de es otra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

  Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará no su cuidado;
serán cenizas, más tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

                                                     F. de Quevedo



jueves, 1 de noviembre de 2018

Antonio Colinas "Casanova acepta el cargo de bibliotecario..."

Casanova
                                                           
                 


GIACOMO CASANOVA ACEPTA EL CARGO DE BIBLIOTECARIO
QUE LE OFRECE, EN BOHEMIA, EL CONDE DE WALDSTEIN

Escuchadme, Señor: tengo los miembros tristes.
Con la Revolución Francesa van muriendo
mis escasos amigos. Miradme: he recorrido
los países del mundo, las cárceles del mundo,
los lechos, los jardines, los mares, los conventos,
y he visto que no aceptan mi buena voluntad.
Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso
ser soldado en las noches ardientes de Corfú.
A veces he sonado un poco el violín
y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia
con la música y arden las islas y las cúpulas.
Escuchadme, Señor: de París a Moscú
he viajado en vano, me persiguen los lobos
del santo Oficio, llevo un huracán de lenguas
detrás de mi persona, de lenguas venenosas.
Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.
Señor: aquí me quedo en vuestra biblioteca,
traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces,
sueño con los serrallos azules de Estambul.


Antonio Colinas  (del libro Sepulcro en Tarquinia-1975)

Antonio Colinas (La Bañeza, León, 30 de enero de1946) es un poeta, novelista, ensayista y traductor español. Ha publicado una obra variada que ha recibido, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura en 1982.




martes, 16 de octubre de 2018

Javier Egea "Sin apenas mirarnos"

Robert Doisneau "Vals del 14 de Julio"

Sin apenas mirarnos, casi en vilo,
como si hubiesen de venir de pronto
el mar, o los fotógrafos,
con esa dignidad que eleva el humo
de taza en taza,
                                         solos
o entre la tarde y Bach agazapados,
sin apenas mirarnos
sabemos la condena del amor
                                    y cuánta sangre,
cuánta muerte rodando entre nosotros
para tomar el té.



       Javier Egea (Granada, 1952-1999)

sábado, 6 de octubre de 2018

Lope de Vega "Que el amor no le olvidan el tiempo ni la muerte"

Diego Rivera ·Danza del Sol" (1942)


Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa,
sin dejarme vivir, vive serena
aquella luz, que fue mi gloria y pena,
y me hace guerra, cuando en paz reposa.
Tan vivo está el jazmín, la pura rosa,
que, blandamente ardiendo en azucena,
me abrasa el alma de memorias llena:
ceniza de su fénix amorosa.
¡Oh, memoria cruel de mis enojos!,
¿qué honor te puede dar mi sentimiento,
en polvo convertidos sus despojos?
Permíteme callar solo un momento:
que ya no tienen lágrimas mis ojos,
ni conceptos de amor mi pensamiento.
LOPE de VEGA (Poema dedicado a la muerte de su amante Marta de Nevares)


lunes, 17 de septiembre de 2018

Luis García Montero "Resumen"

fotografía de Stanko Abadzic


No existe libertad que no conozca,
ni humillación o miedo
a los que no me haya doblegado.
Por eso sé de amor,
por eso no medito el cuerpo que te doy,
por eso cuido tanto las cosas que te digo.



 LUÍS GARCÍA MONTERO,

lunes, 3 de septiembre de 2018

Francisco de Quevedo " ¡Ah de la vida¡ "

Foto de Brassai



“¡Ah de la vida!”… ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni a dónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
Francisco de Quevedo


jueves, 23 de agosto de 2018

Federico García Lorca "El amor duerme en el pecho del poeta"

Aristide Maillol (1861-1944) "El Aire" (Holanda)



Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!

Federico García Lorca


EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA (Sonetos del amor oscuro)

lunes, 13 de agosto de 2018

Juan Gelman "un hombre y una mujer"



Fotografia de Gabriel  Cualladó


Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,
una mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.


Juan Gelman

domingo, 22 de julio de 2018

Antonio Vega - a trabajos forzados


A trabajos forzados



(Antonio Gala - Antonio Vega)

A trabajos forzados me condena
mi corazón del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe
y de acero reclamo mi cadena.

No concibe mi alma mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti yo lo rechazo.


Que ningún juez declare mi inocencia
porque en este proceso a largo plazo
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.

domingo, 8 de julio de 2018

José Ángel Valente "Nada quedará de la música"

Fotografia de Ruben Garcia


Nada quedara de la música
que no fuera tu cuerpo en el reposo
que ha seguido al amor.

Ni quedaba del tiempo nada que pudiera
ni de ti ni de mi
                         ser dicho todavía



José Ángel Valente

sábado, 23 de junio de 2018

Juan Luis Panero "Un rencoroso símbolo"

Fotografía de Anders Peterson "Cafe Lehmitz"





“No sólo en los grandes troncos mitificados de la infancia,
en la penumbra catedralicia de las chimeneas,
troncos y raíces, látigos de fuego,
sino también en este pequeño encendedor de plástico,
en ese cenicero de hotel y un poco de humo perfumado,
podemos encontrar –ignición y extinción—
las quemadas metáforas, el rencoroso símbolo de la nada”.


Juan Luis Panero

jueves, 14 de junio de 2018

Angel Gonzalez "En serio"


¿Qué te dimos en vida?

Te llamábamos
a veces por tu nombre
para decirte lo que nos dolía,
para pedirte cosas,
                            para quejamos
del frío
—como si fueses responsable del invierno—
para preguntarte, suspicaces,
en dónde habías guardado esto o lo otro.

Pero
¿qué te dimos realmente?
¿Qué hubiéramos podido haberte dado a ti, que no pedías,
que parecías no necesitar nada
más que estuviéramos allí, llamándote
a veces por tu nombre,
para pedirte siempre:
                                —danos, danos?
Acaso amor,
esa palabra impronunciable, impura.

Porque lo extraño es que tal vez te amábamos.
Pienso que te amábamos.
¡Ah, sí, cómo te amábamos!

Presenciamos inmóviles tu vida
y ahora, frente a tu muerte,
se nos vienen de pronto todas esas palabras
que no escucharás nunca.


Ángel González


domingo, 27 de mayo de 2018

Felipe Benitez Reyes ·A un optimista"

Joan Miro


Igual que la alta sombra de una noche
se expande sobre el valle iluminado
se expande la memoria
sobre el frágil presente, y se derrama entonces
la copa con veneno que llamamos conciencia:
nadie huye de si, pues somos tiempo,
y el tiempo es siempre fiel a este principio:
destruir al instante su regalo:
asi que no me hables de la vida
nueva de ese ser nuevo
que ahora dices ser,
porque duermas
en la cama en que duermas.
y aun al lado del cuerpo
que nunca te atreviste siquiera a imaginar,
tiritará el fantasma
que se muere de frío y de pasado
dentro de ti,
encogido de angustia y de vergüenza
a pesar de ese intimo espectáculo luminoso.


Felipe Benítez Reyes

lunes, 7 de mayo de 2018

Luis Garcia Montero "Memoria de la felicidad"

Konstantin Korovin (1888) " In the Boat"



Memoria de la felicidad (Playa de Rota)

No es injusta la vida
por estar condenada a cambiarte despacio
como yo te desnudo.

Si no fuese una pobre amistad temblorosa,
un íntimo abordaje,
el tiempo debería permanecer callado
y detrás de la puerta,
para guardar así
la verdad de tu piel y la luz de la tarde.

Desde el jardín, a voces,
los amigos nos piden que bajemos.
Quieren ir hasta el pueblo por la playa.

A las olas que llegan
no les faltan misterios que poner a tus pies,
ni arena que borrar entre tus pasos.
Mi libertad, que todo lo padece
y navega entre dudas posesivas,
al verte caminar va comprendiendo
que si tú te quedases
así, tal como eres,
salvada de las horas,
con tu cabello negro, y con tus ojos,
y con la fe de la madera limpia
que flota en tu mirada,
yo me iría alejando de ti,
cada vez más hundido,
como una luz se aleja por el mar
de una verdad robada por el tiempo.

La vida no es injusta,
aunque esté condenada a cambiarte despacio
como yo te desnudo.

Vente conmigo al frío del invierno.
Deja que todo pase
como pasa una mano por la piel,
como corre la lluvia
por el cristal de un dormitorio.
Allí se puede ser feliz. Incluso
volveremos un día,
descalzos y abrazados en la niebla,
a caminar por esta playa
cuando seamos viento.



Luis Garcia Montero

jueves, 26 de abril de 2018

Mario Benedetti "No te salves"



   


No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti



domingo, 15 de abril de 2018

Julio Cortazar "Encargo"

Julio Cortazar en la Habana

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre
.

Julio Cortazar

viernes, 30 de marzo de 2018

Abraham Gragera "El susurro del polvo"

Fotografia de Brassai


Me sobreviviréis
sin excepción, objetos:
lámparas, llaves, vasos,
cuartillas, ceniceros,
líneas rectas y curvas
que ajenas dibujáis
mi camino y mi cuerpo.
Y sobreviviréis
también a la memoria
de todos los que un día
poblaran con vosotros
su lengua y sus vitrinas,
su muda arqueología.
Lo que venga después
no habita en las palabras
y puesto que la tierra
reclama cuanto es suyo
-forma, no sentido-
es inútil trataros
como a un testamento.
El bien y el mal
no pasarán de aquí,
ni el frío, ni el infierno.
Sujeto por la percha
de una interrogación
vivir es predicado.
Y por eso os arrastro
más acá del silencio,
mientras cuelgo mi ropa,
usada ya, sin dueño,
en un armario, al fondo,
donde solo se escucha,
como nieve que cae,
lenta, sin viento,
el susurro del polvo.


Del libro Adiós a la época de los grandes caracteres (Pre-Textos, 2005).



viernes, 23 de marzo de 2018

Pablo Neruda "La furias y las penas"

Man Ray

 



                                          ...Hay en mi corazón furias y penas ...
                                                           QUEVEDO


En el fondo del pecho estamos juntos,
en el cañaveral del pecho recorremos
un verano de tigres,
al acecho de un metro de piel fría,
al acecho de un ramo de inaccesible cutis,
con la boca olfateando sudor y venas verdes
nos encontramos en la húmeda sombra que deja caer besos.
Tú mi enemiga de tanto sueño roto de la misma manera
que erizadas plantas de vidrio, lo mismo que campanas
deshechas de manera amenazante, tanto como disparos
de hiedra negra en medio del perfume,
enemiga de grandes caderas que mi pelo han tocado
con un ronco rocío, con una lengua de agua,
no obstante el mudo frío de los dientes y el odio de los ojos,
y la batalla de agonizantes bestias que cuidan el olvido,
en algún sitio del verano estamos juntos
acechando con labios que la sed ha invadido.
Si hay alguien que traspasa 
una pared con círculos de fósforo 
y hiere el centro de unos dulces miembros
y muerde cada hoja de un bosque dando gritos, 
tengo también tus ojos de sangrienta luciérnaga 
capaces de impregnar y atravesar rodillas 
y gargantas rodeadas de seda general.
Cuando en las reuniones 
el azar, la ceniza, las bebidas, 
el aire interrumpido,
pero ahí están tus ojos oliendo a cacería,
a rayo verde que agujerea pechos, 
tus dientes que abren manzanas de las que cae sangre,
tus piernas que se adhieren al sol dando gemidos, 
y tus tetas de nácar y tus pies de amapola,
como embudos llenos de dientes que buscan sombra, 
como rosas hechas de látigo y perfume, y aun, 
aun más, aun más, 
aun detrás de los párpados, aun detrás del cielo, 
aun detrás de los trajes y los viajes, en las calles donde la
         gente orina,
adivinas los cuerpos,
en las agrias iglesias a medio destruir, en las cabinas que
         el mar lleva en las manos,
acechas con tus labios sin embargo floridos,
rompes a cuchilladas la madera y la plata, 
crecen tus grandes venas que asustan:
no hay cáscara, no hay distancia ni hierro,
tocan manos tus manos, 
y caes haciendo crepitar las flores negras.
Adivinas los cuerpos! 
Como un insecto herido de mandatos, 
adivinas el centro de la sangre y vigilas
los músculos que postergan la aurora, asaltas sacudidas, 
relámpagos, cabezas, 
y tocas largamente las piernas que te guían.
Oh conducida herida de flechas especiales!
Hueles lo húmedo en medio de la noche?
O un brusco vaso de rosales quemados?
Oyes caer la ropa, las llaves, las monedas
en las espesas casas donde llegas desnuda?
Mi odio es una sola mano que te indica 
el callado camino, las sábanas en que alguien ha dormido 
con sobresalto: llegas
y ruedas por el suelo manejada y mordida, 
y el viejo olor del semen como una enredadera
de cenicienta harina se desliza a tu boca.
Ay leves locas copas y pestañas, 
aire que inunda un entreabierto río 
corno una sola paloma de colérico cauce, 
como atributo de agua sublevada, 
ay substancias, sabores, párpados de ala viva 
con un temblor, con una ciega flor temible, 
ay graves, serios pechos como rostros, 
ay grandes muslos llenos de miel verde,
y talones y sombra de pies, y transcurridas
respiraciones y superficies de pálida piedra, 
y duras olas que suben la piel hacia la muerte
llenas de celestiales harinas empapadas. 
Entonces, este río
va entre nosotros, y por una ribera
vas tú mordiendo bocas?
Entonces es que estoy verdaderamente, verdaderamente lejos
y un río de agua ardiendo pasa en lo oscuro?
Ay cuántas veces eres la que el odio no nombra,
y de qué modo hundido en las tinieblas,
y bajo qué lluvias de estiércol machacado 
tu estatua en mi corazón devora el trébol.
El odio es un martillo que golpea tu traje
y tu frente escarlata,
y los días del corazón caen en tus orejas
como vagos búhos de sangre eliminada, •
y los collares que gota a gota se formaron con lágrimas
rodean tu garganta quemándote la voz como con hielo.
Es para que nunca, nunca
hables, es para que nunca, nunca
salga una golondrina del nido de la lengua
y para que las ortigas destruyan tu garganta
y un viento de buque áspero te habite.
En dónde te desvistes?
En un ferrocarril, junto a un peruano rojo 
o con un segador, entre terrones, a la violenta 
luz del trigo?
O corres con ciertos abogados de mirada terrible 
largamente desnuda, a la orilla del agua de la noche?
Miras: no ves la luna ni el jacinto 
ni la oscuridad goteada de humedades, 
ni el tren de cieno, ni el marfil partido:
ves cinturas delgadas como oxígeno, 
pechos que aguardan acumulando peso
e idéntica al zafiro de lunar avaricia 
palpitas desde el dulce ombligo hasta las rosas.
Por qué sí? Por qué no? Los días descubiertos
aportan roja arena sin cesar destrozada
a las hélices puras que inauguran el día, 
y pasa un mes con corteza de tortuga,
pasa un estéril día, 
pasa un buey, un difunto,
una mujer llamada Rosalía, 
y no queda en la boca sino un sabor de pelo
y de dorada lengua que con sed se alimenta.
Nada sino esa pulpa de los seres, 
nada sino esa copa de raíces.
Yo persigo como en un túnel roto, en otro extremo 
carne y besos que debo olvidar injustamente, 
y en las aguas de espaldas cuando ya los espejos
avivan el abismo, cuando la fatiga, los sórdidos relojes
golpean a la puerta de hoteles suburbanos, y cae
la flor de papel pintado, y el terciopelo cagado por las ratas 
        y la cama
cien veces ocupada por miserables parejas, cuando
todo me dice que un día ha terminado, tú y yo 
hemos estado juntos derribando cuerpos, 
construyendo una casa que no dura ni muere, 
tú y yo hemos corrido juntos un mismo río
con encadenadas bocas llenas de sal y sangre,
tú y yo hemos hecho temblar otra vez las luces verdes 
y hemos solicitado de nuevo las grandes cenizas.
Recuerdo sólo un día
que tal vez nunca me fue destinado,
era un día incesante, 
sin orígenes. Jueves.
Yo era un hombre transportado al acaso 
con una mujer hallada vagamente, 
nos desnudamos
como para morir o nadar o envejecer 
y nos metimos uno dentro del otro, 
ella rodeándome como un agujero, 
yo quebrantándola como quien 
golpea una campana, 
pues ella era el sonido que me hería 
y la cúpula dura decidida a temblar.
Era una sorda ciencia con cabello y cavernas
y machacando puntas de médula y dulzura 
he rodado a las grandes coronas genitales
entre piedras y asuntos sometidos.
Éste es un cuento de puertos adonde 
llega uno, al azar, y sube a las colinas,
suceden tantas cosas.
Enemiga, enemiga,
es posible que el amor haya caído al polvo
y no haya sino carne y huesos velozmente adorados
mientras el fuego se consume
y los caballos vestidos de rojo galopan al infierno?
Yo quiero para mí la avena y el relámpago
a fondo de epidermis,
y el devorante pétalo desarrollado en furia,
y el corazón labial del cerezo de junio,
y el reposo de lentas barrigas que arden sin dirección,
pero me falta un suelo de cal con lágrimas
y una ventana donde esperar espumas.
Así es la vida, 
corre tú entre las hojas, un otoño 
negro ha llegado, 
corre vestida con una falda de hojas y un cinturón de metal
          amarillo,
mientras la neblina de la estación roe las piedras.
Corre con tus zapatos, con tus medias,
con el gris repartido, con el hueco del pie, y con esas manos
          que el tabaco salvaje adoraría,
golpea escaleras, derriba
el papel negro que protege las puertas,
y entra en medio del sol y la ira de un día de puñales
a echarte como paloma de luto y nieve sobre un cuerpo.
Es una sola hora larga como una vena, 
y entre el ácido y la paciencia del tiempo arrugado 
transcurrimos, 
apartando las sílabas del miedo y la ternura, 
interminablemente exterminados.


Pablo Neruda



(En 1934 fue escrito este poema. Cuántas cosas han sobrevenido desde entonces! España, donde lo escribí, es una cintura de ruinas. Ay! si con sólo una gota de poesía o de amor pudiéramos aplacar la ira del mundo, pero eso sólo lo pueden la lucha y el corazón resuelto.
El mundo ha cambiado y mi poesía ha cambiado. Una gota de sangre caída en estas líneas quedará viviendo sobre ellas, indeleble como el amor.
Marzo de 1939.)

sábado, 10 de marzo de 2018

Luis Garcia Montero "La tolerancia no sirve para comprender el beso del extranjero"

Modigliani



Yo, bebedor de whisky,
en tu beso conozco la ginebra.

Tan distinta la piel,
el país de tu beso,
un idioma con sílabas de lentitud y noche,
un mundo de costumbres muy ajenas
que marca en sus relojes compartidos
la diferencia horaria de nuestra intimidad.
El sol va por delante en la piel de tu beso.
Cuando yo abro los ojos, tú los cierras.

No sé
si he sido el extranjero
allí, en la región
de tu lluvia pendiente de mis labios.
No sé
si fuiste la extranjera
aquí, en la ciudad
de mi boca perdida por tu boca.

Pero cruzo este mar
si mi destino negro
es el blanco imprevisto de tu amor,
y si tu soledad, como un perro de raza,
se viene con mi luna callejera.

Es una patria inútil
la que cierra los labios y las puertas
a los recién llegados.

Sórdida gente triste,
gente esquiva que nunca ha salido de sí.
No recorren el mundo, no se pierden,
no han sentido en su piel la luz de una frontera
que nos salva del dulce cuchillo de lo nuestro,
no conocen los labios de otro idioma,
no aman las ciudades,

no aprenden a besar.




LUIS GARCÍA MONTERO

sábado, 24 de febrero de 2018

Jaime Gil de Biedma ¿Fue posible que yo no te supiera"

Man Ray fotografia de Dora Maar

¿Fue posible que yo no te supiera
cerca de mí, perdido en las miradas?
Los ojos me dolían de esperar.
Pasaste.
Si apareciendo entonces
me hubieras revelado
el país verdadero en que habitabas!
Pero pasaste
como un Dios destruido.
Sola, después, de lo negro surgía
tu mirada.


Jaime Gil de Biedma ( “Las Afueras” poema IX)

lunes, 12 de febrero de 2018

Jose Agustin Goytisolo "Escucha, Abandonada"




Envuelta por el aire
de la mañana en fiesta
entre risas y músicas,
campanas y alegría,
olvídate del hombre
que hasta ayer te dolía
como una desventura:

canta, ríe, juega,
apuesta a no acertar,
para así acostumbrarte
a ese sabor amargo
que se llama tristeza,
y que aparece siempre
cuando el amor se va.

José Agustín Goytisolo

martes, 30 de enero de 2018

Joan Margarit "Infidelidades"

Sir Chistopher CooK


Eran las madrugadas en las que aun resuenan
tus pasos acercándose
a la puerta de la casa.
Te estoy hablando de mi soledad.
De mi cuerpo esperándote en la sombra,
en una habitación, en una casa
a la que ya no volveremos nunca,
y donde dibujaba con mis manos
la forma de tu cuerpo entre las sabanas.
Hasta que al fin oía tus pasos deteniéndose,
la llave dentro de la cerradura.
No fue trivial. Tampoco lo es ahora.
El engaño socava, es un minero
que, sucio de carbón, su lámpara en la frente,
atraviesa la vida.

Joan Margarit