Modigliani |
Yo, bebedor de whisky,
en tu beso conozco la
ginebra.
Tan distinta la piel,
el país de tu beso,
un idioma con sílabas de
lentitud y noche,
un mundo de costumbres muy
ajenas
que marca en sus relojes
compartidos
la diferencia horaria de
nuestra intimidad.
El sol va por delante en la
piel de tu beso.
Cuando yo abro los ojos, tú
los cierras.
No sé
si he sido el extranjero
allí, en la región
de tu lluvia pendiente de mis
labios.
No sé
si fuiste la extranjera
aquí, en la ciudad
de mi boca perdida por tu
boca.
Pero cruzo este mar
si mi destino negro
es el blanco imprevisto de tu
amor,
y si tu soledad, como un
perro de raza,
se viene con mi luna
callejera.
Es una patria inútil
la que cierra los labios y
las puertas
a los recién llegados.
Sórdida gente triste,
gente esquiva que nunca ha
salido de sí.
No recorren el mundo, no se
pierden,
no han sentido en su piel la
luz de una frontera
que nos salva del dulce
cuchillo de lo nuestro,
no conocen los labios de otro
idioma,
no aman las ciudades,
no aprenden a besar.
LUIS GARCÍA MONTERO
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