Seguidores

domingo, 27 de mayo de 2018

Felipe Benitez Reyes ·A un optimista"

Joan Miro


Igual que la alta sombra de una noche
se expande sobre el valle iluminado
se expande la memoria
sobre el frágil presente, y se derrama entonces
la copa con veneno que llamamos conciencia:
nadie huye de si, pues somos tiempo,
y el tiempo es siempre fiel a este principio:
destruir al instante su regalo:
asi que no me hables de la vida
nueva de ese ser nuevo
que ahora dices ser,
porque duermas
en la cama en que duermas.
y aun al lado del cuerpo
que nunca te atreviste siquiera a imaginar,
tiritará el fantasma
que se muere de frío y de pasado
dentro de ti,
encogido de angustia y de vergüenza
a pesar de ese intimo espectáculo luminoso.


Felipe Benítez Reyes

lunes, 7 de mayo de 2018

Luis Garcia Montero "Memoria de la felicidad"

Konstantin Korovin (1888) " In the Boat"



Memoria de la felicidad (Playa de Rota)

No es injusta la vida
por estar condenada a cambiarte despacio
como yo te desnudo.

Si no fuese una pobre amistad temblorosa,
un íntimo abordaje,
el tiempo debería permanecer callado
y detrás de la puerta,
para guardar así
la verdad de tu piel y la luz de la tarde.

Desde el jardín, a voces,
los amigos nos piden que bajemos.
Quieren ir hasta el pueblo por la playa.

A las olas que llegan
no les faltan misterios que poner a tus pies,
ni arena que borrar entre tus pasos.
Mi libertad, que todo lo padece
y navega entre dudas posesivas,
al verte caminar va comprendiendo
que si tú te quedases
así, tal como eres,
salvada de las horas,
con tu cabello negro, y con tus ojos,
y con la fe de la madera limpia
que flota en tu mirada,
yo me iría alejando de ti,
cada vez más hundido,
como una luz se aleja por el mar
de una verdad robada por el tiempo.

La vida no es injusta,
aunque esté condenada a cambiarte despacio
como yo te desnudo.

Vente conmigo al frío del invierno.
Deja que todo pase
como pasa una mano por la piel,
como corre la lluvia
por el cristal de un dormitorio.
Allí se puede ser feliz. Incluso
volveremos un día,
descalzos y abrazados en la niebla,
a caminar por esta playa
cuando seamos viento.



Luis Garcia Montero