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domingo, 30 de julio de 2023

Dolores Castro Varela "Volvera el polvo al polvo"

                                                   RIVERA " Desnudo con alcatraces"

 

«… Amo la estancia que será ceniza…»

«Volverá el polvo al polvo…»

Volverá el polvo al polvo,
caerán desmenuzados los cabellos
como último baluarte de mi cuerpo.
Te esperaré a la orilla,
en los maderos rotos de mi cuerpo.
Al tomarte la mano, pobre muerte,
tan antigua, tan niña,
palpitará en tu sangre
la madura inquietud de cada día.
Romperás secos lazos
recostada en la hierba de tu sueño,
te embriagarás en angustioso canto
de la noche primera.
Te llegará en latidos de mis ansias,
la frescura del agua tan lejana
la voz, y el sonido
de la vida que evita tu llamada.
Y morirás de amor,
del mismo amor que apagará la hierba.
Y morirás de viento y de tristeza,
cuando fría mi sangre
no transmita a tu cuerpo,
el calor que robamos a la fragua.
Y cuando de nosotros
no quede ya en la tierra
más huella que la ardiente de tu estancia,
volveremos al polvo
que al cubrir este canto
lo perderá en la noche de su huella.

Dolores Castro Varela

Dolores Castro Varela, nació en la Ciudad de Aguascalientes, México el 12 de abril de 1923. Murio el 30 de Marzo de 2022
Poeta, narradora, ensayista y crítica literaria,

                                           
 

domingo, 9 de julio de 2023

Leila Guerrero "Los cinco golpes y el corazon"


 

Los cinco golpes y el corazón

"Nadie puede seguir a nadie al laberinto de los espejos rotos, donde no se busca consuelo porque no se lo encuentra ni se busca arreglo porque no lo hay"

Leila Guerriero

Buenos Aires

Pasó hace poco. Era de noche. Yo estaba sentada en el piso de la cocina, él en una silla, cerca de la ventana. Escuchábamos música pero yo estaba ausente, pesarosa. Me preguntó “¿Qué pasa?”. Días atrás yo había mirado fotos de nuestros viajes. Las playas, los volcanes, los autos medio rotos que alquilábamos en el Asia. Recordé la vez en que la camioneta en la que íbamos y que él, con ese rostro de belleza revolucionaria, conducía como un gladiador por el límite entre Tailandia y Myanmar, se deslizó colina abajo por un camino de barro bajo una lluvia torrencial, se tornó inmanejable y estuvimos a punto de caer por un precipicio. Recordé el modo sereno y marcial con que me ordenó “Saltá” y la manera cobarde en que le dije “No”, porque no quería una vida sin él. Cuando nos conocimos éramos dos tifones. Nadie daba nada por nosotros. Dos semanas, decían. Como mucho tres. Pasaron décadas. En la escena final de Kill Bill, la película de Quentin Tarantino, Uma Thurman le aplica a David Carradine el golpe de cinco puntos y palma que revientan el corazón. Una vez golpeada, la víctima no tiene escapatoria: apenas dé un paso caerá muerta. Yo llevo desde siempre ese golpe en mí. Me lo dio un fantasma antes de nacer y cada tanto me fulmina. Él, que es el fondo de mi pozo sin fondo, nunca se asustó por eso. Siempre se mantuvo paciente esperando mi resurrección. No tiene idea de quién soy pero me conoce absolutamente. Esa noche, sentada en el piso, no le dije nada. Sólo sonreí. ¿Qué hubiera podido decirle, excepto “Estoy en la oscuridad bailando con extraños, profundamente amenazada”? Nadie puede seguir a nadie al laberinto de los espejos rotos, donde no se busca consuelo porque no se lo encuentra ni se busca arreglo porque no lo hay. Entonces él se levantó, tomó una copa, sirvió vino, me la acercó y dijo “Te voy a emborrachar”. Le dije “Bueno. Si venís conmigo”. Y eso hizo. Así fue como entramos juntos en la noche sin alma pero repleta de nosotros dos. Sin quejas, sin reclamos, sin pedir explicaciones, hizo lo que hacen los que aman: me dejó caer completamente sola. Después, como siempre, me miró triunfar.

domingo, 2 de julio de 2023

Miguel de Unamuno "¡Ay triste España de Cain"

Unamuno preso en Fuerteventura


«¡Ay triste España de Caín!»

Un trozo de planeta por el que cruza
errante la sombra de Caín.
(Antonio Machado)

¡Ay, triste España de Caín, la roja
de sangre hermana y por la bilis gualda,
muerdes porque no comes, y en la espalda
llevas carga de siglos de congoja!
Medra machorra envidia en mente floja
—te enseñó a no pensar Padre Ripalda—
rezagada y vacía está tu falda
e insulto el bien ajeno se te antoja
Democracia frailuna con regüeldo
de refectorio y ojo al chafarote,
¡viva la Virgen!, no hace falta bieldo.
Gobierno de alpargata y de capote,
timba, charada, a fin de mes el sueldo,
y apedrear al loco Don Quijote.

Miguel de Unamuno

Nota: Unamuno recibe la noticia el 20 de febrero de 1924. La Real Orden reza lo siguiente: «Ilustrísimo señor: Acordado por el Directorio Militar el destierro a Fuerteventura (Canarias) de don Miguel de Unamuno y Jugo, Su Majestad el Rey (q. D. g.) se ha servido disponer: Primero: Que el referido señor cese en los cargos de vicerrector de la Universidad de Salamanca y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma; y Segundo: Que queda suspenso de empleo y sueldo en el de catedrático de dicha universidad». En su casa de la calle Bordadores, su mujer, Concha, apenas puede contener las lágrimas. Un día después, antes de tomar el tren de Madrid, primera etapa de su obligado viaje a Canarias, Unamuno acude a la Universidad para dar su clase habitual, que termina con la consigna: «Para el día próximo, la lección siguiente».