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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Felipe Benítez Reyes "Pasado y Futuro"

Fernando Labrada "Sonata 14 II"


En la memoria caben algunas cosas azules:
el mar y tus ojos, por ejemplo.

Cabe allí también esa fracción de ámbar
que simboliza la totalidad
del pasado plenario del mundo
y cabe este instante en que te miro.

En la memoria cabe
incluso la ficción misma de la memoria:
la novela que escribe quien recuerda,
con su trama ajustada a la coherencia y simetría
Que la vida tuvo.

En la memoria cabe una ciudad
y ese recuerdo que es tan tuyo que no te pertenece,
por ese sometimiento a la irrealidad de lo mas nuestro,
por esa esclavitud tan nuestra de ser nadie.

Sólo nos quedaría por resolver
en qué clave de verosimilitud nos narra la memoria
y que somos allí, y qué no fuimos,
qué nos resta por ser a los espectros.

Y, sobre todo,
que futuro tendrá nuestro pasado
cuando decida contarnos nuestra vida.


Felipe Benítez Reyes (“Ya la sombra”, colección Visor

lunes, 10 de diciembre de 2018

Javier Egea "Sobre el papel"

El ocaso de los mascarones


                    Scripto iaze esto, sepades, non vos miento.
                                                         Gonzalo de Berceo

Quizá te extrañe
—aunque sea coherente para mí —
esta forma de hacerte llegar mis pensamientos,
estas palabras torpes escritas al tirón,
en vez de aquella charla que debimos tener
de tú a tú, entre gentes que debieran quererse.
Pero cuando tú estás, cuando estás frente a mí,
no consigo saber articular
esas piezas extrañas y sin embargo nuestras,
ese puzle de vasta soledad donde vivimos.
Después de varios años
durante los que fuiste el mapa señalado,
el pequeño horizonte, el cuerpo en llamaradas,
la diminuta y bella revolución
o acaso el sueño que me hizo avanzar,
es cansado y difícil
soportar la consciencia de que nunca se llega.
Es posible que pienses
que quizá con el tiempo te pude idealizar
—nadie está libre de él: el inconsciente ese
de clase tanto tiempo dominadora y sola —,
pero debes saber que ahora no es así,
ahora ya sé quien eres:
una enorme mujer
con los mismos problemas que yo, que él, que todos,
lo que entiendo y respeto.
Ahora ya no me lleva hacia ti
ningún aire de posesión o cosa semejante
sino un hermoso amor,
un infinito y desdichado amor.
Ahora quiero que sepas —aunque sea por escrito —
que ya sólo pretendo desde cualquier distancia
que te sientas más libre de cárcel o de abrazo
y me cuentes a veces —si es posible —
algo de ti.
Sé que la soledad no se agota en tus labios ni en los míos
y que la vida es dura
trágicamente seria.
Sé que no llegaremos donde tú y yo soñamos,
que la muerte nos une y sin embargo
ahí está el camino:
hermoso y miserable como un torso desnudo,
como un largo relato de amor y explotación.
Hay que avanzar, hay que avanzar.
Pero es necesario
sentir un cuerpo aquí junto al costado.
Ya sé por qué razón
yo quise siempre, siempre trabajar junto a ti.
Con mi mejor amor, Javier Egea.
Javier Egea