Sir Chistopher CooK |
Eran las madrugadas en las
que aun resuenan
tus pasos acercándose
a la puerta de la casa.
Te estoy hablando de mi
soledad.
De mi cuerpo esperándote en
la sombra,
en una habitación, en una
casa
a la que ya no volveremos
nunca,
y donde dibujaba con mis
manos
la forma de tu cuerpo entre
las sabanas.
Hasta que al fin oía tus
pasos deteniéndose,
la llave dentro de la
cerradura.
No fue trivial. Tampoco lo es
ahora.
El engaño socava, es un
minero
que, sucio de carbón, su
lámpara en la frente,
atraviesa la vida.
Joan Margarit
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