He aquí que tu estás sola y que yo estoy solo.
Haces
cosas diariamente y piensas
y
yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A
la misma hora nos recordamos algo
y
nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos,
y una locura celular nos recorre
y
una sangre rebelde y sin cansancio.
se
me caerá la carne trozo a trozo.
Esto
es lejía y muerte.
El
corrosivo estar, el malestar
muriendo
es nuestra muerte.
Yo
no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién
eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo
soy sólo una parte, sólo un brazo,
una
mitad apenas, sólo un brazo.
Te
recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con
mi lengua y mis ojos y mis manos
te
sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a
siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En
mis labios te sé, te reconozco,
y
giras y eres y miras incansable
y
toda tu me suenas
dentro
del corazón como mi sangre.
Te
digo que estoy solo y que me faltas
Nos
faltamos, amor, y nos morimos
y
nada haremos ya sino morirnos.
Esto
lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy
y mañana, así, y cuando estemos
en
estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos
faltaremos.
Jaime
Sabines
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