Un pobre hidalgo de aldea, Alonso Quijano, ha inaugurado para nosotros la historia del arte de la novela mediante tres preguntas sobre la existencia: ¿Qué es la identidad de un individuo? ¿Qué es la verdad? ¿Qué es el amor?
Milan Kundera (“El Telón)
La misma
calidad que el sol de tu país,
saliendo entre las nubes:
alegre y delicado matiz en unas hojas,
fulgor de un cristal, modulación
del apagado brillo de la lluvia.
La misma
calidad que tu ciudad,
tu ciudad de cristal innumerable
idéntica y distinta, cambiada por el tiempo:
calles que desconozco y plaza antigua
de pájaros poblada,
la plaza en que una noche nos besamos.
La misma
calidad que tu expresión,
al cabo de los años,
esta noche al mirarme:
la misma calidad que tu expresión
y la expresión herida de tus labios.
Amor que
tiene calidad de vida,
amor sin exigencias de futuro,
presente del pasado,
amor más poderoso que la vida:
perdido y encontrado.
Encontrado, perdido…
ARGUYE DE
INCONSECUENTES EL GUSTO Y LA CENSURA DE LOS HOMBRES QUE EN LAS MUJERES ACUSAN
LO QUE CAUSAN
Hombres
necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia
sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su
resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer
quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con
presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor
puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor
y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión,
ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan
necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo
ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre
el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.
Dan vuestras
amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor
culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es
más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para
qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de
solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con
muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) fue una religiosa jerónima y escritora novohispana considerada
mexicana para muchos autores exponente del Siglo de Oro de la literatura en español. También incorporó el náhuatl clásico a su creación poética.
Los cafés son uno de los motivos favoritos de la pintura que se realizaba en París en los últimos años del siglo XIX.
Se trataba de una temática ligeramente escandalosa que presentaba
ambientes y personajes poco recomendables. Una mujer sola en un café
bebiendo y fumando era una imagen inequívoca para el público de la
época. Casas recuerda nuevamente a Manet,
tanto en la iconografía como en la interpretación en un solo plano del
espacio de la figura y el fondo esbozado del local, como en el espacio
del bar de Folies-Bergère. Para esta pintura posó Madeleine de Boisguillaume, que fue modelo de Toulouse-Lautrec y por esto también se conoce a esta obra con el nombre de La Madeleine.
A Rosa
Ayer entre
papeles
encontré una vieja fotografía de tus veinte años.
Supe entonces
que te habría amado antes
mi amor se hizo pasado
y amé tu sonrisa universitaria
tu juventud entusiasta
la transparencia dichosa de tu mirada
tus lánguidos vestidos sobre las piernas
tus ilusiones
tus ganas de cambiar el mundo y los sexos
tus deseos de justicia
tu rebelión de roles
tu goce inacabable de las lenguas
la fuerza de tu furor de género
rebelde y moderna en el sesenta y ocho.
Mi amor se
hizo pasado
y remontó los días y los años
navegó en arca en bajel
hasta los orígenes del tiempo
donde todo amor es nacimiento.
Para que nada nos amarre, que no nos una nada. Ni la palabra que aromó tu boca, ni lo que no dijeron las palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos, ni tus sollozos junto a la ventana. Para que nada nos amarre, que no nos una nada.
Amo el amor de los marineros que besan y se van. Dejan una promesa, no vuelven nunca más. En cada puerto una mujer espera; los marineros besan y se van. Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.
Desde el fondo de ti y arrodillado, un niño triste como yo nos mira. Por esa vida que arderá en sus venas tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos, tendrían que matar las manos mías. Por sus ojos abiertos en la tierra, veré en los tuyos lágrimas un día.
Amo el amor de los marineros que besan y se van. Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz. En cada puerto una mujer espera; los marineros besan y se van. Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.
Emil Nolde "Joven pareja" . Expresionismo aleman de 1935
Comparto con
la noche su premura
de tiempo, ese impaciente tránsito
circular de la sombra
que de otra sombra es víspera
o esa morosa voluntad de amarte
a partir de mañana, cuando
como a la luz te haya perdido
y sólo quede un último
plazo para esperarte
en la fugacidad del día siguiente.
Esta es la inolvidable escena de
la ópera de la película Philadelphia, Jonathan Demme, 1993. La fuerza del
momento. El cambio de valores dramáticos. Las interpretaciones. Una pequeña
pieza maestra dentro de una enorme obra maestra.Está escena de Tom Hamks con María Callas de fondo, es
simplemente, maravillosa, A la vez , trágica por ser una oda a la vida y a la
muerte, a la injusticia con que tratamos todos aquellas cosas de la vida que
ignoramos, y que no nos molestamos en comprender, Esta secuencia, es una clara
muestra, del arrepentimiento, la devoción y el entendimiento de aquellos individuos que marginaron y denigraron a una comunidad entera (LGTB) en un
momento tan difícil como Lo fue la enfermedad del VIH SIDA, en esa época.
Cerro lomo
inmenso tímpano doliente
y en las perchas de los árboles
las casacas de los ángeles se pudren
Pones puertas al desierto
pantalones al espíritu
Lava un poco tu esqueleto con jabón
De los muertos muertos de hambre
pararrayos de oraciones
el ciprés
Tengo sed de alcantarillas
y de cerveza bendita
Dame prisión de campanas
con tus rosarios mohosos
Con tus capas de torero
hazme un traje funerario
un sudario de primera
Y en mi tumba pon mañana
un cocido de garbanzos con chorizo
Fiesta digna de matracas y cohetes
Oh mi España de peluca y de tomate
Matricúlame de muerto en la alcaldía
y celebra un carnaval de escapularios
ese día noche alba o madrugada
Carlos Edmudo Ory
Carlos Edmundo de Ory(Cádiz, España, 27 de abril de 1923 - Thézy-Glimont, Picardía, Francia, 11 de noviembre de 2010) fue
un poeta, ensayista, epigramista y traductor español. Murió de leucemia el 11 de noviembre de 2010 en
la localidad francesa de Thézy-Glimont, Picardía, donde residía, a la edad de 87
años. La Fundación que lleva su nombre y que Carlos Edmundo de Ory había
preparado antes de su muerte con el Ayuntamiento de Cádiz está constituida por
su cesión a la ciudad de su biblioteca personal, sus manuscritos,
correspondencia, archivo y colección de arte. Se compone de 8.394 libros y
revistas, 235 obras de arte y enseres diversos: desde carteles y dibujos hasta
colecciones de arte africano y libros heredados de su padre. La Fundación
Carlos Edmundo de Ory se inauguró en 2011. Actualmente se encuentra en calle
Ancha, 16.
RENOIR ·Actriz Jeanne Samary, Museo Pushkin de Moscu
Tenía
que decírtelo: era todo mentira.
No es verdad que el tiempo que se va no regrese;
ni que uno sólo pueda ser joven una vez;
que mi destino fuera perseguir lo que escapa
y que tú no existías.
Todo fue un simple engaño.
No es cierto que pueda ser feliz junto a alguien
que lo conoce todo de tí menos quién eres,
ni al lado del que jura que la suerte está echada
y tú número existe nada más que en sus dados.
Tenía que decírtelo.
Es falso que el amor sea un tren que se marcha.
Es falso que el pasado nos deje siempre atrás.
Las cuerdas que nos atan se sueltan si transformas
la mano que acaricia en la que dice adiós.
Tenías que saberlo.
No podía esperar
a escribir un poema en que te diese
las gracias por salvarme de mi vida.