Modigliani 1917
Ingrata la
vejez, aburridos sus símbolos
- sin valor literario - demasiado previstos.
Sólo queda - cada día más rara - la sorpresa
de un inesperado momento redivivo,
como se hace un rato, mirando la televisión.
Una desgastada película de otro tiempo
- horrendo doblaje, relamidos colores-
la penetrante estupidez de los anuncios.
Sin embargo, él y ella - años después de separarse -
se encuentran en la puerta de un hotel,
en Nueva York, se reconocen, dicen alguna frase vulgar
y se separan, esta vez para siempre.
Repetida escena, banal la historia,
pero quizá, toda mi vida puede resumirse en esa imagen.
Melancolía de los sueños perdidos
- entre marcas de automóviles y detergentes -
en el cristal infinito de un insomne televisor nocturno.
Juan Luis Panero



