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domingo, 3 de diciembre de 2017

Pablo Neruda Soneto XCII

Ernst Ludwing Kirchner (1889-1938)






Amor mío, si muero y tú no mueres, 
no demos al dolor más territorio: 
amor mío, si mueres y no muero, 
no hay extensión como la que vivimos. 

Polvo en el trigo, arena en las arenas 
el tiempo, el agua errante, el viento vago 
nos llevó como grano navegante. 
Pudimos no encontrarnos en el tiempo. 

Esta pradera en que nos encontramos, 
Oh pequeño infinito! devolvemos. 
Pero este amor, amor, no ha terminado, 

y así como no tuvo nacimiento 
no tiene muerte, es como un largo
río, 
sólo cambia de tierras y de labios.

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