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sábado, 20 de abril de 2013

Giovani Papini



Don Quijote cree (o finge creer) en los antiguos caballeros; pero Sancho cree en Don Quijote, lo que es una fe más difícil. Sancho encuentra en la creciente veneración por su dueño un ideal terreno inmensamente alejado de sus bienes seguros: tiene un sueño, y cuando llega a realizarlo en la ínsula, demuestra estar más enamorado de la justicia que de la riqueza. En el fondo, el único loco verdadero del libro es Sancho, y cualquier antítesis del acostumbrado género metafísico entre él y el Caballero resulta, por esta evidencia, imposible. (“Soy más mentecato que él, pues le sigo y le sirvo” II, X, V.183)                        
                                                                                                       
Giovani Papini

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