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martes, 17 de abril de 2012

Carlos Fuentes "En esto creo"

La moderna incertidumbre de Don Quijote no excluye, sin embargo, la persistencia de valores que la modernidad debe preservar o prolongar para no dispersarse moralmente. Uno es el amor y, en este punto, Don Quijote no se engaña. Idealiza a Dulcinea pero, en un sorprendente pasaje , admite que Dulcinea es Aldonza la garrida labriega. Pero ¿No es esta la cualidad del amor, capaz de transformar a la amada en algo incomparable, situado por encima de toda consideración de riqueza o pobreza, vulgaridad o nobleza? “Y así –dice D. Quijote-, bástame a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta, y en lo del linaje, importa poco…Píntola en mi imaginación como la deseo…Y diga cada uno lo que quisiere.”
   El otro es el honor, la integridad personal, y en este punto, la llegada de D. Quijote al castillo de los Duques es el episodio más revelador. Hasta ese momento, el Caballero de la Triste Figura creía que las posadas eran castillos y las camareras princesas. Ahora, cuando los Duques le ofrecen un castillo de verdad y princesas autenticas (más una insula para que la gobierne Sancho), la ilusión quijotesca se desploma. La realidad le roba su imaginación. El amor se vuelve cruel: las farsas de Clavileño y de la Dueña Adolorida. Cuando los sueños de Quijote se vuelven realidad, Quijote ya no puede imaginar.
   Regresa a su aldea. Pierde su locura sólo para morir……
                                                                      Carlos  Fuentes (“En esto creo”)

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